miércoles, 29 de junio de 2016

Espejos



Éramos como dos gotas de agua de distintas nubes. Siempre me han fascinado los espejos, pensamos que nuestro reflejo somos nosotros, pero qué pasaría si no fuera así.
He dedicado toda mi vida a estudiar los espejos, muchos creen que mi obsesión por ellos es una tontería, sin embargo ellos no saben lo que he descubierto. Hace unos meses creé un aparato para poder comunicarme con mi reflejo y sorprendentemente me contestó. Descubrí que lo que parecía mi reflejo, era en realidad una versión de mí en otra dimensión. Empecé a investigar sobre ese universo paralelo, mantenía largas charlas con mi reflejo y pronto nos hicimos amigos.


Imagen sacada de: keyword-suggestions.com

Mi reflejo se llama Rubén, justo como me hubieran llamado mis padres, si no les hubiera gustado más José. El universo de Rubén era completamente opuesto al mío, cuando en nuestro universo tomamos una decisión, en su universo se toma la decisión contraria.
A Rubén no le gustaba mucho hablar de su universo, sin embargo, se emocionaba mucho cuando le hablaba del mío.
Nuestra amistad se hacía cada vez más fuerte y empecé a pensar una forma para que mi amigo viajara hasta nuestro mundo. Estuve varios meses pensando y diseñando algún aparato que pudiera darme lo que tanto buscaba y lo conseguí.
—Entonces, ¿Dices que con éste aparato podré viajar a tu mundo? — preguntó Rubén.
—Sí tranquilo, funcionará, solo tengo que conectarlo al espejo.
Una vez conectado mi invento, Rubén tocó su espejo y mi espejo reaccionó a su tacto provocando unas ondas, como si hubiera tocado un lago de aguas tranquilas. Rubén pasó a través del espejo y yo no podía estar más feliz, nos abrazamos contentos de por fin estar juntos y me dispuse a enseñarle todo mi mundo.
Fue el día más feliz de mi vida, mi reflejo se sorprendía y maravillaba con todo lo que había a su alrededor y las diferencias de nuestros mundos. La gente pensaba que éramos hermanos gemelos, aunque los dos sabíamos que no era así. Llego la hora de despedirse, Rubén debía volver a su mundo. Sin embargo, él no quería volver.
—¿Qué ocurre? — le pregunté.
—He estado pensando, que tal vez, podríamos usar este aparato para algo más que para hacernos visitas — me contestó ensimismado.
—¿Qué quieres decir?
—Mi mundo se muere, José, sé que no te lo había dicho antes, pero es así. Sin embargo tu puedes salvar a nuestro planeta, si creas un aparato como este en todos los espejos de tu mundo, toda mi gente podría salvarse. Sé que mi gente ha cometido errores, pero ¿No merecemos una segunda oportunidad?
—No sé Rubén, no me parece una buena idea.
—Piensa en lo que te convertirías, habrías salvado a todo un planeta, serías un héroe y juntos podríamos llevar a nuestros dos mundos a lo más alto, ¡Podríamos hacer lo que quisiéramos!
—Creo que si hiciéramos eso, acabaríamos siendo algo que no somos.
Rubén agachó la cabeza claramente decepcionado:
—Entiendo, en ese caso, no me dejas otra opción.
Antes de que me pudiera dar cuenta, Rubén me clavó un cuchillo en el costado, mi incredulidad se transformó en ira y cualquier efímero sueño de unión se desvaneció. Conseguí quitarme el cuchillo del costado y se lo clavé a Rubén en la garganta. Contemplé como su mirada se nublaba y como sus labios intentaban pronunciar una súplica que yo no iba a aceptar.
No… he hecho… nada… que… no hubieras hecho… tú — consiguió pronunciar.
Algo en mí se rompió, él era yo y yo era él, aunque viviéramos en mundos distintos, éramos iguales. Aquello significaba que lo que había sido él, podría llegar a ser yo. Éramos como dos gotas de agua de distintas nubes.




Si te ha gustado…

Tengo que confesarte algo, me encanta usar la epanadiplosis en mis relatos. La epanadiplosis, es una figura retórica de construcción que consiste en terminar una frase con la misma palabra con la que empieza. En este texto he usado esa figura retórica con “éramos como dos gotas de agua de distintas nubes”, que, como puedes comprobar, uso esa frase tanto al principio como al final del relato.
Me hice fan de la epanadiplosis tras ver la película de Sin City, peli que te recomiendo, en ella usan ese recurso con cada historia y me encanta, con lo que es probable que lo use en otros relatos.
Cambiando de tema, este relato se me ha ocurrido mirándome al espejo, ¿Lógico no? Sé que está muy visto tal vez lo de viajar a través del espejo, pero con este relato quería transmitir algo distinto.
Como diría Sirius Black “todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior” y eso es exactamente lo que quiero demostrar. Muchas veces hacemos cosas que creíamos que jamás haríamos, pero las hacemos, ¿Por qué? Pues porque nuestras circunstancias han cambiado y nadie sabe lo que estaría dispuesto a hacer hasta que se encuentra en esa situación. Piensa en ello, ¿Eres un lobo con corazón de oveja? O ¿Una oveja con corazón de lobo?
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!


Imagen sacada de: guiainfantil.com


sábado, 25 de junio de 2016

Muerte Silenciosa


La noche es suya y el día es nuestro. Hace apenas diez años que se mantiene la frágil tregua. Se establecieron los toques de queda. Ningún humano puede salir de la ciudad, pasadas las doce de la noche. Al igual que ninguno de ellos puede salir tras el amanecer.
Ellos respetan la norma al pie de la letra. Sin embargo, nosotros somos más torpes y algunas veces, algún incauto no llega a tiempo a la ciudad pasadas las doce. De esos incautos, ninguno regresa a nuestro mundo. Desaparecen de la faz de la Tierra, como si nunca hubieran existido.
Solo hay una clase de humanos que tienen privilegios, los preservadores. Su misión es la de preservar la paz entre ambos mundos. Los preservadores son los únicos que tienen autoridad para vagar por las calles de ellos pasada la medianoche.
Es por eso, por lo que ahora mismo me encuentro en la tierra que un día fue nuestra. Vago por las calles en ruinas y recuerdo con tristeza los sitios que frecuentaba antes de la hecatombe:
—¡Preservador Rivas!  — me llama el novato
—¡No grites, novato!, ¡recuerda dónde te encuentras!
—Lo siento, señor — me dice arrepentido — hemos encontrado el local.
Hace dos días hubo un asesinato. Todo el mundo sospecha que fueron ellos, pero nadie se atreve a decirlo, porque ello conllevaría que la tregua se ha roto. Sigo al novato hasta el escondido local de la antigua calle de Goya y veo en el suelo a la víctima. Varón blanco de treinta y pocos. El forense dice que murió a eso de las once y media, antes del toque de queda.
No tiene sentido, ellos nunca dejan los cuerpos de los incautos y mucho menos atacan antes del toque de queda. Solo hay una explicación para ello y es el miedo previo de la guerra.
Nos quedamos hasta tarde debatiendo lo que en nuestros subconscientes sabemos. Esto es el preludio de algo peor. Digo que necesito despejarme y fumar un cigarrillo y me voy de ese apestoso lugar cuyo ambiente me asfixiaba.
En la calle, no hay ni un alma, aunque sé que nos observan en las sombras. La luna llena ilumina débilmente las derruidas calles. No se oye nada, el único ruido que interrumpe mis pensamientos es el de mi respiración entrecortada. Saco el cigarrillo con las manos temblorosas del frío nocturno. Hay tanto silencio en la calle, que hasta el ruido de la cerilla al deslizarse por la áspera superficie de su caja, me molesta.

Imagen sacada de: footage.framepool.com

Sé que ellos no soportan el ruido, así que me alejo del local lo más sigiloso que puedo. A medida que me voy alejando, voy recordando cada esquina de mi infancia. Recuerdo la panadería de Sergio, el olor de su pan recién hecho y la calidez de su hospitalidad. Recuerdo la zapatería de los calzados Diez, muchas veces me compré zapatos allí. Recuerdo las tiendas de grandes marcas cerca de Colón. Pero, sobre todo recuerdo el Corte Inglés. Ya nada de eso existe.
Un extraño ruido interrumpe mis pensamientos. Era el ruido de unas hojas al moverse por el viento. Me siguen. No debo correr, no les debo tener miedo. Sigo andando, maldiciendo hasta el ruidoso latido de mi corazón. Debo permanecer sereno.
Esta efímera serenidad dura hasta que oigo el primer grito. Viene del local. Resisto el impulso de correr hacia allí, ya que la primera norma del preservador es no correr bajo ninguna circunstancia. A ellos les molesta que corramos.
Sin embargo, ando lo más rápido y silencioso que puedo hacia allí. Los gritos van en aumento, puedo distinguir los gritos del forense y del novato, además de otros muchos. A cada minuto que pasa me imagino lo peor.
Un ruido demasiado cercano hace que me pare. Está justo detrás de mí. Me giro lentamente para mirar a mi enemigo a los ojos y ahí está, mirándome con curiosidad, tan quieto y tranquilo como lo habían estado todos estos años.
Resulta extraño, que algo tan inocente, tan cotidiano y a la vista de todos, sea tan peligroso. Solo es uno, uno que yo pueda ver, ya que ellos siempre atacan en grupo. Le miro con firmeza, esperando a que sea él, quien dé el primer paso.
Al poco rato, dejo de oír los gritos de mis compañeros y el pánico se apodera de mí. Me tienen rodeado, no hay salida. Es entonces, cuando me atacan. Siento como las ramas de su cuerpo atraviesan el mío, como sus hojas inundan mi boca y como mis fuerzas y mi esperanza se agotan. Es el fin. Los árboles que en un tiempo fueron amigos y decoraban nuestras calles, no eran más que una máscara para ocultar sus verdaderas intenciones. Nos observaban. Esperaban su momento.
Y, al parecer, su momento ya ha llegado.



Si te ha gustado…

Este relato se lo dedico a la alergia y al polen que tanto me ha hecho sufrir esta primavera. Al igual que dicen que los delfines dominarán algún día el mundo, me he preguntado, qué pasaría si algo tan cotidiano y aparentemente inofensivo como un árbol, tuviera intenciones ocultas.
Los árboles existen desde mucho antes de que nosotros nos convirtiéramos en Homo Sapiens Sapiens, han permanecido quietos y en silencio, observándonos en todo momento. Se me ha ocurrido pensar que tal vez si nos invadiera alguna especie, no tendría que estar necesariamente enterrada bajo nuestros pies como en la novela de “La Guerra de los Mundos” de H.G. Wells, tal vez la tenemos delante de nuestras narices todo el tiempo y solo están aguardando su momento para atacar.
Por de pronto os diré, que los arboles ya me han atacado bastante a mí por este año y que no me extraña que en el videojuego de Plants vs Zombies siempre ganen las plantas. Dicen que la primavera la sangre altera, pero a mí me la hierve.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: farmaciamontane.com

viernes, 24 de junio de 2016

Primera Estrella


Si has entrado en esta página y te preguntas: ¿y esto qué es? Te informo que te acabas de meter en ¡¡la Nebulosa de Historias!! un blog de relatos cortos de ciencia ficción escritos por mí. Mi nombre es Silvia y soy una simple entusiasta de la ciencia ficción a la que le gusta escribir.
Seguramente te estarás preguntando por qué he titulado mi blog “La Nebulosa de Historias”, pues, aparte de que “los nombres sencillos ya estaban cogidos”, porque una nebulosa es una masa de materia cósmica celeste, difusa y luminosa, que tiene aspecto de nube, es decir, una nebulosa es dónde nacen las estrellas. Por tanto, una nebulosa de historias, podría decirse que es, dónde nacen las historias y eso va a ser mi blog.
 
 Cada nuevo relato que publique será una nueva estrella creada por la Nebulosa de historias y cada estrella será independiente de las demás, aunque todas coincidirán en una cosa, todas las estrellas serán de ciencia ficción.
Mucha gente comete el error de confundir la ciencia ficción con la fantasía, incluso yo misma no sabía la diferencia, hasta que lo leí en alguna parte (que ya no me acuerdo). Por ello, me parece importante señalar que la ciencia ficción se diferencia de la fantasía, en que la ciencia ficción podría pasar en la vida real y la fantasía no. Normalmente la ciencia ficción coge un factor de la vida real y la lleva al extremo, para mostrar a los demás lo que podría pasar si abusamos de ese aspecto.
Por ejemplo, una persona que coma chocolate no tiene nada de malo, pero si no para de comer chocolate (como es mi caso), puede acabar teniendo graves problemas de salud.
Visto esto, podemos llegar a la conclusión de que mis relatos tendrán una moraleja o una filosofía detrás. Esa moraleja o filosofía la explicaré al final del relato, además de algún dato de interés sobre cómo se me ocurrió el relato o alguna anécdota. Esta última parte la titularé siempre: “Si te ha gustado…”
Al final de cada relato podréis ponerme vuestros comentarios o amenazas de muerte, a los que responderé con sumo gusto. Y ahora no esperes más!! Y dime que te han parecido mis relatos!!
Espero que disfrutes leyendo, tanto como yo escribiendo!!